Como duele ver que se apaga la llama de un amor, cuando dentro de nosotros existen tanto dolor por aquello que no sabemos perdonar, por aquello que mato la ilusión que un día permitimos que nos llevara a soñar lo impensable...Como duele ver que todo termina, sabiendo que en la manos tenemos el más lindo de todos los sentir y aún así, es más fuerte la herida que en el alma abrieron, tantas cosas que son imposible dejar ir... Sólo quedan esperanzas perdida, sueños inconclusos, metas sin fin, y un corazón lleno de amor que se ahoga en el dolor sin encontrar una salida. Como duele el alma en tarde grises, en días que no quieren terminar, en lugares que sólo traen recuerdos y hacen más grandes las brechas del dolor...Como duele ver que se tiene todo por vivir y que nada hará que se haga realidad.
Este es nuestro sentir cuando se nos termina una relación en la cual pusimos toda nuestras esperanzas y creímos en ese inmenso amor que un día tuvimos en las manos. Pareciera que ya nada tiene sentido, que estamos al borde de un abismo sin las más intensiones de dar un paso atrás porque para que seguir. En esos momentos la vida no es vida y nada vale. Pero, sabes, hay dentro de ti una fuerza interior, un potencial que no te dejara caer, que por más oscuro que parezca todo, te ayudara a aclarar tus días. Sólo tiene que dejarlo salir, aferrarte a él.
Es difícil, si! Pero no imposible! Ten en cuenta que nunca estamos solos, que siempre hay alguien dispuesto a acompañarnos en el camino, alguien que nos tiende su mano y nos presta su hombro, y esa es la mejor manera de salir de cualquier situación que se nos atravesara.
Nunca enfrentes un dolor, un perdida o cualquier situación, solo, rodeate todo aquello que te pueda ayudar, busca y apóyate en esa mano amiga que siempre esta dispuesto a dar todo por ti. Ese amor sublime que todo lo puede, Dios. Esa misma fuerza interna que un día te llevo a arriesgarte, úsala para salir.
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